Tägliche Andachten
¡Sea santo!
Déjeme preguntarle algo: ¿Desea ver a Jesús cuando regrese para arrebatar a Su Iglesia? ¿Anhela usted ver y moverse en las manifestaciones de Su poder y gloria en los días antes de Su venida? Entonces debe vivir en santidad. Ésa es la verdad, y necesitamos saberla. Por maravilloso y grande que vaya a ser el mover de Dios, no cualquiera formará parte de éste. Dios usará sólo a aquellos que se hayan santificado para Él en los días venideros. Sólo quienes le obedezcan, podrán permanecer en medio de esta maravillosa obra. En otras palabras, si usted y yo deseamos ser parte de éste, debemos buscar la santidad. Y ¿qué es santidad? Simplemente: “separarse para Dios” o “conducirse de manera adecuada”. Separarse quiere decir: “retirarse, desunir, dividir, cortar, desconectar, tener compañía aparte, ir en diferente dirección, cesar la asociación, ser distinto, o apartarse como la crema se separa de la leche y se eleva a la parte superior de ésta”. Si deseamos ser santos, debemos desconectarnos del mundo y sus caminos, y conectarnos a Dios y a Sus caminos. Usted dirá: “Pero sólo somos seres humanos ¿es realmente posible que seamos santos? Claro que sí; pues hemos nacido de nuevo. Y cuando esto sucedió fuimos separados para Dios en nuestro interior. Ahora bien, el Señor espera que manifestemos esa separación, a fin de que pueda visualizarse en el exterior. La santidad no es algo extraño que sólo algunos puedan lograr, sino la forma en la que todo creyente en el Cuerpo de Cristo debe vivir. No deberíamos hablar ni actuar ni vernos como el mundo, sino como hijos de Dios. Se nos ha ordenado ser ¡santos en toda nuestra conducta y manera de vivir! Por tanto, establezca su camino, su mente y su espíritu. Usted puede lograrlo, viva conforme a lo que deposita en su interior. Ande en santidad delante del Señor. Números 4-6; Lucas 21-22 Dios es santo; por tanto, yo también soy santo en mi conducta y en mi manera de vivir (1 Pedro 1:15).
Heiligschriftstudium: 2 Timoteo 2:19-21; Hebreos 12:14