Tägliche Andachten

September 04

Dios desea que esté sano, ¡todos los días!

Gloria Copeland
Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.

Tengo una noticia revolucionaria para usted hoy: Dios desea que esté sano, ¡todos los días! Usted podría pensar con rapidez: “¡Oh, eso ya lo sé, Dios me sanará cuando me enferme!”. Sí, es verdad, Él lo hará. Pero no me refiero a eso, le estoy asegurando que la perfecta voluntad de Dios para usted es que viva de manera continua en salud divina. Su voluntad es que goce a plenitud el poder de Su Palabra; que las enfermedades y las dolencias, literalmente sean quitadas de su vida. ¿Acaso no es ésta una buena noticia? Es muy probable que usted haya escuchado lo suficiente acerca del poder sanador de Dios; sin embargo, existe una diferencia entre sanidad divina y salud divina. Hace varios años, un gran predicador llamado John G. Lake lo planteó así: «Sanidad divina es eliminar mediante el poder de Dios la enfermedad que haya venido a su cuerpo. En cambio, salud divina es vivir día tras día y hora tras hora en comunión con Dios; a fin de que la vida de Dios fluya en el cuerpo, al igual que en la mente y en el espíritu». En Proverbios 4:20-22, leemos que la Palabra es vida para nosotros y salud para nuestro cuerpo. El término salud en hebreo significa: medicina. La Palabra posee vida en sí misma, en realidad es comida para el espíritu. Y a medida que usted se alimenta de ella, se convertirá en una persona fuerte, tanto física como espiritualmente. Cuando lea la Palabra y medite en ella, prácticamente estará tomando la medicina de Dios. Si se mantiene fiel tomándola de continuo, al final será tan difícil enfermarse como antes lo era estar bien de salud. Pero esto es un proceso a seguir. Usted no puede leer los versículos sobre sanidad sólo una vez, y luego creer que es suficiente. No, usted debe de alimentarse de forma continua con la Palabra de Dios, a fin de mantenerse sano. Cuando lo cumpla; vivirá sano cada día, ¡gozará de salud divina! Eclesiastés 12; Cantares 1; Salmo 22 Yo le sirvo al Señor mi Dios, y Él bendice mi pan y mi agua; y además, aleja la enfermedad de mí (Éxodo 23:25).

Heiligschriftstudium: Isaías 40:28-31

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