Tägliche Andachten
El gran escape
Cuando usted empieza a andar en la fe y en el Espíritu, el diablo hará todo lo posible para que usted fracase en su vida espiritual. Tratará de meterle en aprietos de los cuales pareciera no haber salida.
Pero recíbalo de mí como alguien que ha pasado por eso: si pone su mira en Dios y confía en su sabiduría en vez de la suya, Él siempre le mostrará una vía de escape (1 Corintios 10:13). No sólo eso, sino que lo hará de tal manera que Él recibirá la gloria y usted se reirá del diablo.
Recuerdo un miércoles por la noche en Wichita Falls, Texas, donde tuve esa clase de experiencia. Estaba predicando acerca de la realidad de la justicia de Dios y la unción era realmente fuerte. En el momento cuando mi mensaje alcanzó su punto culminante, de repente una mujer en el auditorio empezó a hablar en lenguas. Le pedí tres veces que parara, pero ella continuó hablando más fuerte. Cuando por fin se calló, la unción se había ido y el mensaje quedó en el olvido. Así que miré a esa mujer muy serio y empecé a corregirla por estar fuera de orden.
Entonces un hombre sentado junto a ella habló y dijo: “Hermano Copeland, ella es completamente sorda. No puede oír ni una palabra de lo que usted está diciendo”.
En ese momento no supe qué hacer. No sólo mi sermón había sido hecho añicos, sino que toda la congregación estaba enojada conmigo por haber regañado a esa pobre mujer sorda. (Luego me enteré de que el hombre junto a ella la usaba para interrumpir los cultos y echar a los predicadores del pueblo. Cuando el culto alcanzaba su punto culminante, él la presionaba y le decía que era su turno para profetizar).
Así que me detuve un momento, me quedé en silencio y esperé que el Señor me dijera qué hacer. Efectivamente, me habló, y me dijo: “Llámala y pon las manos sobre ella, y yo abriré sus oídos”.
¡Qué cambio tan completo! Cuando Dios sanó los oídos de esa mujer, ese fracaso se convirtió de una manera sorprendente en una de las reuniones más ungidas que haya tenido. ¡Todos fueron bendecidos!
La próxima vez que el diablo trate de acorralarlo en una esquina, quédese tranquilo. Pídale a Dios que le muestre la vía de escape. Él siempre le dará la victoria.
Heiligschriftstudium: Hechos 14:8-22