Tägliche Andachten
La gloria abrasadora
Ésas fueron las palabras que Jesús le dijo a Marta cuando Lázaro murió. Y hoy son tan ciertas para nosotros como lo fueron para ella. Si creyéramos por la gloria y meditáramos en la Palabra de Dios hasta desarrollar nuestra esperanza y comenzar a esperar atentamente la gloria, la fe llegaría a ser la sustancia de ésta y comenzaríamos a verla. ¿Le parece descabellado? ¡Pues no lo es! Si vuelve a leer la Biblia, verá que de eso se trata todo el cristianismo. Lo que el Señor desea para el Cuerpo de Cristo es que andemos por la Tierra con una gran manifestación de Su presencia en nuestras vidas, ¡de modo que atraiga a la gente hacia el reino de Dios! Él desea que vivamos en tal gloria que las enfermedades y las dolencias huyan ante nuestra presencia. Dios anhela que tengamos un anticipo de lo que es el cuerpo resucitado, justo aquí en la Tierra. El apóstol Pablo intentaba alcanzar eso en su ministerio: [Porque mi determinado propósito es] que yo pueda conocerlo y que de la misma forma pueda llegar a conocer el poder que fluye de Su resurrección que de ser posible pueda alcanzar la resurrección [que me levanta] de entre los muertos [mientras aún esté en mi cuerpo] (Filipenses 3:10-11, AMP). He experimentado pequeñas manifestaciones de ese tipo de gloria, ¡y vienen más! Existe evidencia de ello alrededor del mundo. Un buen amigo mío, pastorea una iglesia donde la gloria de Dios se manifestó de una forma tan poderosa que alguien tuvo que llamar al departamento de bomberos. Simplemente se encontraban en una reunión de oración; sin embargo, ¡la gloria de Dios se posó en lo alto de esa iglesia, y parecía como si estuviera ardiendo en llamas! Cuando llegaron los bomberos, se movilizaron lentamente hacia el ático; y en efecto, la abrasadora gloria de Dios continuaba ardiendo en ese lugar. Ellos no pudieron comprenderlo. Reconocían que no era fuego; no obstante, tampoco sabían qué era. Revisaron el lugar para ver si era el resultado del reflejo de un rayo de sol. Finalmente, se fueron. ¡Pues era algo que estaba más allá de su conocimiento! Esa clase de gloria se manifestará más y más cuando comencemos a edificar nuestra esperanza, con la expectativa de ver la gloria; a fin de liberarla después con nuestra fe. Las enfermedades y las dolencias huirán, la escasez se irá; y la presencia manifiesta de Dios fluirá de nosotros. Ezequiel 6-7; Salmo 95 Yo creo; por tanto, veré la gloria de Dios (Juan 11:40).
Heiligschriftstudium: Juan 11:18-44