Tägliche Andachten
Los leones se quedaron con hambre
No importa qué tan malas sean las condiciones del mundo en los días venideros, tampoco cuánto se afane el diablo por derribarnos; si permanecemos firmes, fieles y somos dignos de confianza -sirviendo de forma constante al Señor y realizando lo que es correcto- Dios nos guiará a la victoria. Si tiene alguna duda al respecto, sólo examine cómo obró Él en la vida de Daniel. Cuando era tan sólo un joven, él fungió como uno de los tres gobernadores que se encontraban bajo el mando directo del rey. Daniel fue tan fiel en el cumplimiento de sus responsabilidades que el rey lo prefirió, y consideró ponerlo al mando de todo su reino. Cuando los demás se enteraron que el rey deseaba promover a Daniel, se pusieron celosos. Entonces comenzaron a buscarle algún error para acusarlo. En la Biblia se relata que ellos no hallaron defecto alguno en él. Y como no lograron calumniarlo, decidieron conspirar en su contra y tenderle una trampa. A causa de ésta, Daniel fuera arrojado al foso de los leones para ser devorado. En Daniel 6:16, 18-20, leemos las palabras que el rey le expresó mientras era lanzado a los leones y las que declaró cuando vio que los leones no se lo habían comido. En estos versículos, el rey cita en dos ocasiones que Daniel continuamente servía a Dios. La fidelidad del joven llamó la atención del rey, pues era fiel tanto en las cosas espirituales como en las naturales. Y a causa de esa fidelidad, Dios lo guardó. Lo que el Señor hizo por Daniel, también lo cumplirá en su vida. Si permanece fiel con lo que le ha dado en este momento, y con lo que le ha indicado que lleve a cabo; Él lo guardará. Él desea que usted sea fiel espiritualmente mediante su comunión con Él, a través de la Palabra, y oración diaria. Anhela que se coloque en una posición de crecimiento en el ámbito natural al ser fiel con las cosas materiales que le ha dado. Por ejemplo, si vive en una casa rentada y desea una propia; trátela como si fuera suya. No la maltrate ni la descuide. Jesús afirmó: «y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?» (Lucas 16:12). Es posible que hasta ahora usted haya actuado como la persona más infiel del lugar donde vive; y que sienta que ha cometido errores muy desastrosos en su vida por ser alguien poco confiable y sin dignidad. Quizá siempre ha sido de los que se rinden. Sin embargo, puede cambiar eso hoy; pues como hijo de Dios posee en su interior la misma fuerza de Su fidelidad. Entonces empiece a ceder ante ella. Incremente esa fuerza al meditar en la Palabra. Lea y estudie lo que ésta afirma con respecto a la fidelidad. Usted puede formar parte de los que «… son llamados y elegidos y fieles» (Apocalipsis 17:14). Recuérdele esto al diablo la próxima vez que lo presione para que renuncie, y cuando lo tiente a no dar su mejor esfuerzo. Determínese a ser el tipo de persona en la que Dios pueda confiar para concluir una tarea; sin importar los inconvenientes o molestias. Confiese: Señor soy una persona fiel. Terminaré mi trabajo y lo haré bien. Confiaré en que me ayudarás, me darás energía y crearás en mí el querer como el hacer. Y permaneceré así a cualquier costo. Jeremías 52; Lamentaciones 1; Salmo 89 Soy una persona fiel; por tanto, el Señor me guarda (Salmos 31:23).
Heiligschriftstudium: Daniel 6:16-22