Tägliche Andachten

August 11

Medite en la Palabra

Kenneth Copeland
Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

¿Se le hace a usted difícil creer en la Palabra de Dios? ¿De veras cree que lo que ella dice dará resultados en su vida o solo está mentalmente de acuerdo con ella?

Bueno, a mí sí. A veces las promesas de la Palabra me dejan atónito. En ocasiones me he sentido tan derrotado y la situación ha estado tan mala que se me ha hecho difícil creer que soy “más que vencedor”, aunque sabía que Dios decía que lo era.

Cuando alguna promesa de Dios lo deje atónito, póngase a meditar en esa promesa. La meditación bíblica significa pensar y reflexionar en la Palabra de Dios; significa considerar un pasaje en particular y aplicarlo a su situación una y otra vez hasta que quede grabado en su consciente. Esa clase de meditación puede no solo revolucionar su vida como casi ninguna otra cosa puede hacerlo, sino también transformar, literalmente, su forma de pensar. Eso fue lo que le sucedió a Abram.

Cuando Dios le dijo por primera vez que iba a ser padre de una nación, Abram era un anciano. Su esposa Sara era también una anciana. Es más, ella había sido estéril toda su vida. ¿Cómo podría una pareja de edad avanzada y sin descendencia esperar tener un hijo o que toda una nación saliera de ellos? Abram ni siquiera podía imaginarse tal cosa. Eso era una contradicción a su forma de pensar.

Dios sabía la lucha mental que Abram tendría, por eso no se limitó a darle una promesa de solo palabras; le dio también un cuadro de esa promesa para que meditara en ella. Lo llevó afuera en una noche estrellada y le dijo que mirara el cielo y contara las estrellas, si es que podía contarlas, y añadió: “Así será tu descendencia”.

¿Puede imaginarse a Abram contemplando las estrellas, tratando de contarlas y llenando los ojos de su corazón con la promesa de Dios?

En eso consiste la meditación: en tomarse el tiempo para contemplar la promesa de Dios hasta que llegue a ser una realidad en su corazón. Y cuando se concentre en las promesas que Dios le ha dado, póngalas a trabajar en su vida así como Abram las puso a trabajar en la de él. No se limite a leer la Palabra, sino medítela.

Heiligschriftstudium: Romanos 4:13-25

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