Tägliche Andachten
No abandone su llamamiento
¿Está usted haciendo lo que Dios le mandó hacer? Si no lo ha pensado antes, esta pregunta le puede parecer un poco extraña. Quizá piense que no es importante y se sienta tentado a decir: “La verdad es que no he sido llamado a nada. No soy pastor, maestro ni ministro de ninguna clase. Creo que soy simplemente lo que usted podría llamar un dedo meñique en el Cuerpo de Cristo”.
Déjeme decirle algo: No importa quién sea usted, Dios le ha llamado con llamamiento santo. El le ha creado y le ha llamado para que cumpla un papel en el Cuerpo de Cristo que nadie más puede cumplir.
Puede ser que le haya llamado a tener éxito en los negocios para que pueda financiar la predicación del Evangelio por todo el mundo. Su llamamiento puede ser al ministerio de oración e intercesión o al de sanidad en el vecindario donde vive. Pero no importa cuál sea su llamamiento, tenga presente que es muy importante y que debe cumplirlo.
Si usted es como muchos creyentes que conozco, quizá haya dejado que su vida se llene de tantas cosas que no tiene tiempo para dedicarse a su llamamiento. Usted puede estar tan abrumado con los afanes de la vida que no se imagina cómo puede ocuparse de algo más.
Un pastor amigo mío se había comprometido a participar en tantos ministerios a través de los años que estuvo a punto de fundirse físicamente bajo la tensión; la sobrecarga casi acabó con su vida. Pero el Señor le habló una noche y le dijo: “Juan, no fue tu llamamiento lo que casi te mata, sino todas las otras cosas que le has añadido”.
Yo he tenido que encarar eso en mi propia vida. He tenido que dejar de hacer cosas que yo creía que tenía que hacer y he tenido que disciplinarme para hacer solo lo que he sido llamado a hacer.
Propóngase en oración eliminar las cosas que usted ha añadido a su vida. Avive el don que Dios ha puesto en usted y vuelva a lo que Él le ha llamado a hacer. Después de todo, ese llamamiento es vital, es santo y es suyo, nunca permita que se le vaya de las manos.
Heiligschriftstudium: Hechos 9:1-20