Tägliche Andachten
"Ofrende más, no menos"
Cuando el dinero escasea, siempre es una tentación reducir la ofrenda. Después de todo, parece lógico. ¡No lo haga! Usted terminará interrumpiendo la corriente de las bendiciones económicas de Dios justamente cuando más las necesita.
Hace unos cuantos años pasé por esa situación. Él ministerio tenía un déficit económico de un millón de dólares. En ese tiempo, Gloria y yo habíamos vivido por fe por 20 años. Sabíamos de antemano que Dios supliría todo lo que necesitábamos “conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). Habíamos visto a Dios comprobarlo una y otra vez, no sólo en nuestras vidas, sino también en el ministerio.
Sin embargo, en ese tiempo en particular, todas las oraciones y la fe que antes nos habían traído victoria no parecían efectuar la obra. A decir verdad, a medida que transcurría el tiempo, la situación empeoraba en vez de mejorar. A fin de año nuestro déficit había llegado a un millón de dólares.
Por fin un día, ya frustrado y cansado, fui al Señor y le dije: “Ves la condición de este ministerio. Necesito un millón de dólares para cubrir los gastos”.
“¡No, no lo necesitas!” respondió Él.
No podía creerlo. ¿Cómo podía ser posible que me dijera que no necesitaba un millón de dólares? ¿No había visto Él la contabilidad? ¿No había hablado con el tesorero? Estaba perplejo. Todo lo que podía imaginarme era que me había malinterpretado. Así que volví a repetirlo.
Y Él volvió a decir: “No lo necesitas”.
A pesar de mi confusión inicial, a medida que continuaba pidiendo y escuchando, comencé a comprender lo que el Señor decía. Él decía que la tinta roja en los libros no era el único error. Había otro problema más grande. Entonces me mostró lo que necesitaba hacer: comenzar a dar el diez por ciento del ingreso del ministerio para ministrar a los pobres.
Para la mente natural eso no era una solución. ¿Cómo resolver un déficit dando el dinero que tiene? Pero cuando apliqué esa solución, el déficit del millón de dólares comenzó a desaparecer.
Recuerde eso la próxima vez que el diablo trate de presionarle. Rompa la influencia que él tiene en sus finanzas y ofrende más. Verá que pronto la prosperidad de Dios empezará a derramarse en su vida.
Heiligschriftstudium: 1 Reyes 17:1-16