Tägliche Andachten

März 03

Rebose del fruto de Dios

Gloria Copeland
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará...

Jesús dijo que si deseábamos llevar fruto, debíamos permanecer en Él. La palabra permanecer tiene un sentido de residencia. No significa ir y venir, sino que se refiere al lugar en el que usted se queda y en el que siempre mora. Contrario a lo que muchas personas piensan, no se puede vivir de domingo a domingo, sin alimento espiritual. No puede entablar una comunión con el Señor una vez por semana en la iglesia, e ignorarlo el resto del tiempo; y pretender que su nueva naturaleza sea quien domine. Esto se explica claramente en Juan 15:6. Al momento en que la rama se separa de la vid, ésta comienza a morir. No importa qué tan cerca se encuentren la una de la otra. Puede poner la rama junto a la vid, pero si la unión ha sido destruida no fluirá vida. No habrá savia (ni vida) fluyendo de la vid hacia la rama. Lo mismo sucede con algunos creyentes, se ocupan tanto que ya no invierten tiempo con Dios en oración y en Su Palabra. Se afanan por las cosas naturales y terrenales; y se desconectan de su comunión con Él; e inmediatamente comienzan a marchitarse. La palabra marchitar significa: “secarse, perder o causar la pérdida de energía, de fuerza o frescura”. Esto es un ejemplo gráfico de lo que ocurre cuando no se vive en esa vital comunión con el Señor. Por esa razón, aunque le pertenezcan a Dios y Su vida esté en su interior si Su energía no está fluyendo a través de ellos; no pueden producir nada. Pierden su capacidad de obrar en lo espiritual. Quizá sepan qué hacer, pero se dan cuenta de que les falta poder para cumplirlo. ¡No tienen la fuerza para llevar fruto! En cambio, cuando se permanece en la Vid, de seguro se lleva fruto. De hecho, ¡es inevitable! El poder del Espíritu Santo fluyendo a través de su vida, activará de forma natural lo que Dios ha colocado en su ser. Y comenzará a actuar como la persona amorosa, llena de gozo, paciente, gentil, buena, fiel, serena, y con dominio propio ¡que en realidad es! ¡Usted estará rebosando de Su fruto! Números 11-12; Juan 3 Yo habito y moro en Jesús, por eso llevo fruto abundante (Juan 15:5).

Heiligschriftstudium: Juan 15:1-8

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