Tägliche Andachten
Reclame lo que le pertenece
Jesús nos indicó en Mateo 6:19-21 que debemos hacer tesoros en el cielo, y no en la Tierra donde la polilla y el orín corrompen y donde los ladrones minan y hurtan. Yo le llamo a esto: ¡nuestra cuenta celestial! El Señor nos ha bendecido al darnos la habilidad de realizar depósitos y retiros de esta cuenta. Y ¿cómo se efectúan esos depósitos? Sembrando en la obra de Dios. El fundamento para esa siembra es el diezmo. Cuando le entrega la décima parte de sus ingresos al Señor, abre la puerta para que Él intervenga en su vida financiera y obre a favor suyo de manera sobrenatural. En Proverbios 3:9-10, leemos que cuando usted honra al Señor con las primicias de su prosperidad, sus graneros serán llenos con abundancia. Además de su diezmo, usted también deposita en su cuenta celestial al dar ofrendas para la obra del evangelio. Cuando dé, asegúrese de hacerlo en buena tierra, pues sólo así cosechará (lea Marcos 4). Si usted es como yo, también estará ansioso por llegar al punto más importante. Podría pensar: “Está bien, sé que tengo una cuenta celestial, sé dónde está y cómo realizar depósitos, pero ¿cuándo podré disponer del dinero? Y ¿cuándo podré efectuar retiros de esta cuenta?”. La respuesta la encuentra en Marcos 10:29-30. Allí, Jesús le contestó a los discípulos, quienes le habían preguntado cuál sería su recompensa por todo lo que habían dado a causa del evangelio. Él les respondió que es posible recibir el ciento por uno de su cuenta celestial hoy, ¡en este momento! Si bien es cierto que nuestros depósitos nos darán recompensas para la eternidad, no debemos esperar hasta que muramos o vayamos al cielo para utilizar esos recursos. Podemos efectuar retiros de nuestra cuenta celestial ¡aquí y ahora! Usted efectúa esos retiros con su fe, y lo hace al desatarla en lo que Dios ya ha prometido con respecto a las bendiciones financieras que le pertenecen en Jesucristo. Luego, confiéselo con su boca y créalo en su corazón hasta que suceda (Marcos 11:22-24). Tome sus promesas con la mano de la fe y ¡reclame lo que le pertenece! Isaías 30-31; Salmo 42 Honro al Señor con mi dinero y con las primicias de todos mis ingresos. Por tanto, ¡mis graneros se encuentran llenos con abundancia! (Proverbios 3:9-10).
Heiligschriftstudium: Marcos 4