Tägliche Andachten

December 07

Un espíritu de victoria

Kenneth Copeland
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.

¡El espíritu de fe habla! Éste llama las cosas que no son como si fueran; y crea confesiones de fe. Sin embargo, no las declara suponiendo que se cumplirán ni sólo por desesperación; éste se encuentra tan lleno de entusiasmo y esperanza que no puede quedarse callado. El espíritu de fe exclama: “No importa lo que Dios deba hacer. Él pondrá al mundo de cabeza si es necesario, pero sé que Él cambiará esta situación por mí”. Cada vez que me refiero al espíritu de fe, recuerdo a mi equipo de fútbol americano de la escuela secundaria. Durante años, los equipos de aquella escuela siempre habían perdido los partidos. No obstante, a mi equipo le sucedió algo diferente: el espíritu de victoria cobró vida en nosotros. Cuando éramos estudiantes de segundo año, pertenecíamos al equipo B; es decir, los peores. No obstante, de algún modo concebimos la idea de que podíamos ganar. Cada año, el equipo B tenía que jugar contra el mejor equipo de la escuela y usualmente ese equipo los derrotaba. Pero el año en que nuestro equipo B jugó contra ellos, todo cambió. No sólo los vencimos, sino que los superamos por varias anotaciones; justo cuando los desafiábamos para que buscaran la pelota, el entrenador canceló el juego. Él estaba tan enojado con su equipo que ni siquiera nos permitió terminar. ¿Qué le ocurrió a mi equipo B? Llegamos al punto en el que esperábamos ganar. Teníamos una imagen interior de nosotros mismos como ganadores, y con el tiempo se necesitó del mejor equipo del estado para vencernos. Si hoy un equipo gigantesco está frente a usted, obtenga ese espíritu de victoria en su interior, así como una imagen interna de sí mismo de un verdadero ganador. Agite el espíritu de fe y confiese sobre esa situación: No importa lo que Dios deba hacer; si es necesario, pondrá al mundo de cabeza, pero Él cambiará esta situación por mí. Soy más que vencedor en Cristo Jesús (el Ungido y Su unción). Soy un vencedor por la sangre del Cordero y por la palabra de mi testimonio. Y luego, ¡celebre la victoria porque usted es un ganador! Oseas 10-11; Salmo 122 Tengo el espíritu de fe. Creo; por tanto, hablo (2 Corintios 4:13).

Heiligschriftstudium: Romanos 4:16-21

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