Tägliche Andachten
Un milagro en su interior
Recuerdo la primera vez que fui a una campaña de sanidad con el equipo de la cruzada de Oral Roberts. Yo era estudiante y miembro de la tripulación de vuelos. Había sido creyente por poco más de cuatro años y sabía muy poco de las cosas de Dios, especialmente de esas campañas. Sin embargo, yo era parte del equipo y estaba deseoso de aprender.
Seguí al equipo dentro del enorme auditorio. Estaba lleno de gente enferma. El lugar hedía, estaba tan lleno de enfermedad. El sólo caminar por allí me produjo escalofríos de temor. Di la vuelta y me dirigí a la puerta lateral tan rápido como pude, hablándole a Dios en susurros: “Óigame, yo no pertenezco aquí -le dije-. Voy a tomar el autobús y me voy a casa ahora mismo. Ellos pueden llevar ese avión de regreso sin mí”.
Cuando ya había salido, empecé a hablar en voz alta. Entonces, de repente, me quedé rígido. No podía mover mis pies. Supe que era Dios el que me había detenido porque, en mi interior, yo iba de camino a la estación del autobús, pero en el exterior, estaba parado en la acera. Miré hacia arriba y grité: “Déjame ir”. Pero no podía moverme. Estaba desesperado, y dije: “Por favor, déjame ir. Yo no tengo nada para esa gente”. En ese momento, Dios me habló. Cada célula en mí lo oyó. Él dijo: “YO SÉ que tú no tienes nada para darles. Pero YO SÍ, y por eso te he bautizado con mi Espíritu”.
De repente mis pies quedaron sueltos y supe que tenía dos alternativas. Una era la vida y la otra era la muerte. Di la vuelta y regresé.
Yo estaba listo para salir corriendo. Pero Dios me detuvo. Él sabía que ÉL estaba en mí, y si yo sólo me quedaba y avivaba lo que estaba en mí, los milagros sucederían; y sucedieron.
Usted tiene en su interior ese mismo Dios que obra milagros. Hay personas a su alrededor que lo necesitan. Por tanto, deje de esperar hasta que sienta que tiene el poder para hacerlo, y salga. Una vez que lo haga, descubrirá que el poder que ha estado esperando ha estado allí adentro todo el tiempo, esperando por usted.
Heiligschriftstudium: Exodo 3:1-14