Tägliche Andachten
Una puerta abierta para el diablo
El arma más peligrosa que el diablo utiliza en nuestra contra, y que también es el enemigo principal del amor es: la contienda. Contienda significa: “Un conflicto fuerte o rencoroso, discordia y enemistad, pelea, lucha o disputa, competencia, rivalidad”. La contienda es del diablo; es una puerta abierta para él y le autoriza traer confusión y maldad a su vida. Por esa razón, él siempre nos está presionando para que discutamos, nos ofendamos o nos critiquemos. ¡Eso le da acceso a nuestra vida! Cuando usted nació de nuevo, en la Biblia se declara que fue liberado del control y del dominio de las tinieblas, y fue trasladado al reino del Hijo de Dios (Colosenses 1:13). En ese instante, el diablo perdió el derecho de gobernarlo, y usted recibió su salvación. La salvación no sólo incluye un nuevo nacimiento, sino también todas las bendiciones de Dios: paz, sanidad, bienestar, finanzas y provisión para cada área de su vida. Todo esto le pertenece desde el momento en que se convirtió en Su hijo. Sin embargo, Satanás no desea que disfrute de esas bendiciones, tampoco que sea sano, feliz y próspero; pues si goza de esos beneficios, los demás lo notarán y querrán la misma calidad de vida. Le darán su corazón a Dios a causa de la bondad del Señor que perciben en su vida. Para impedir que esto suceda, el diablo trata de robarle esas bendiciones. Pero como él ya no tiene autoridad sobre usted; para lograr el éxito en sus planes, lo engaña; a fin de que le abra una puerta en su vida. Y ¿qué hace al respecto? Intenta involucrarlo a usted en contienda; le presenta una “oportunidad” para que entre en conflicto con alguien, pues sabe que al momento de caer en su trampa; él puede empezar a adquirir dominio sobre su vida. Recuerdo cuando Kenneth y yo descubrimos esa revelación. Nos dimos cuenta que si deseábamos vivir en la plenitud de la bendición de Dios, era necesario permanecer alejados de la contienda. No podíamos discutir con las personas ni pelear cuando nos criticaban o nos hacían daño. Debíamos responder en amor. Así que decidimos alejar la contienda de nuestra familia. La erradicamos de nuestro ministerio. Y determinamos que si fallábamos e intercambiábamos palabras rudas, seríamos prontos para arrepentirnos; o el diablo tendría algo de donde asirse en nuestra vida. Actúe de la misma manera. No le abra la puerta al diablo en su vida. ¡Ciérrela! Deshágase de la contienda en su vida y en su familia, sáquela de su iglesia. Y cuando lo logre, disfrutará las bendiciones de Dios como nunca antes. Éxodo 33-34; Lucas 1 Me rehúso a permitirle la entrada a la envidia y a la contienda en mi corazón, tampoco le doy lugar al diablo para que traiga confusión y todo obra perversa a mi vida (Santiago 3:16).
Heiligschriftstudium: Romanos 13:11-14