Tägliche Andachten
Véase fuerte
Según el diablo ¿cómo es usted? ¿Cree él que usted es un valiente y poderoso guerrero de Dios o que es un pelele a quien puede darle una paliza cuando se le antoje?
La respuesta a esa pregunta depende de usted. Comprendí eso un día en que estudiaba en cuanto a los hijos de Israel y cómo fracasaron al no entrar en la Tierra Prometida. La clave de su fracaso se encuentra en las palabras: “Comparados con ellos, parecíamos langostas, y así nos veían ellos a nosotros”.
La razón por la cual los israelitas estaban tan aterrorizados de pelear contra los gigantes de Canaán no era porque esos gigantes fueran tan grandes, sino porque los israelitas se veían a sí mismos como enanos. Lo que ellos eran a su propia vista fue lo que los derrotó.
El mismo principio se aplica en su vida como creyente. Lo que usted sea en sus propios ojos es lo que cuenta. Si a su propia vista usted es un cristiano débil y sin poder, el diablo le atropellará tres o cuatro veces al día o más si él no está ocupado. Pero cuando usted empieza a verse como un hijo de Dios, un conquistador del Dios Todopoderoso, preparado con el mismo poder de Dios, el diablo querrá esfumarse al instante cuando lo vea a usted.
El diablo preferirá hacer cualquier cosa antes que venir contra alguien que es valiente y osado, porque él mismo es un cobarde. A decir verdad, desde que Jesús se levantó de la tumba, el corazón de Satanás se ha derretido al sonido de ese Nombre en la boca del que tiene fe en Cristo.
Si usted no es fuerte en el Señor a su propia vista, necesita cambiar su opinión de sí mismo. Necesita llenarse por completo de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo para que se pasee como gigante espiritual. Cámbiele la situación al diablo y deje que él descubra por sí mismo lo que se siente ser una langosta.
Heiligschriftstudium: Números 13:17-33