Tägliche Andachten
El ministerio de la gracia
¿Sabía usted que es posible ser cristiano y vivir sin el ministerio de la gracia que ofrece el Espíritu Santo? Ciertamente lo es. Lea Gálatas y verá que es cierto. Cuando Pablo les escribió a los gálatas que ellos habían caído de la gracia (Gálatas 5:1-4); no se refería a que habían perdido su derecho de ir al cielo, sino que ya no dependían del Espíritu Santo. Ellos estaban volviendo a las tradiciones de la ley, mediante lo cual se privaban a sí mismos del ministerio de la gracia del Espíritu Santo en su diario vivir. El Espíritu de Dios no dejó de ministrarnos gracia el día que nacimos de nuevo; porque desde ese momento permanece en nuestro interior ministrándonos la gracia -el favor y la bendición de Dios- todos los días. Pero cuando no confiamos ni dependemos de Su ministerio, evitamos que Él lo lleve a cabo. ¿Cómo puede demostrar que confía en Él? Siendo obediente. Obedezca lo que ya sabe de la Palabra. El Espíritu de Dios es el autor de la Biblia, entonces al obedecerla puede estar seguro de que vive alineado a Él. Es importante que aprenda a escuchar al Espíritu Santo en su propio espíritu. Teniendo comunión con el Señor, a través de la oración y de la Palabra. De esa manera, desarrolla su oído espiritual y su sensibilidad hacia el Espíritu. Es importante que perfeccione su confianza al punto que con toda certeza pueda confesar: Mi corazón es justo ante Él, tengo comunión con el Padre, estudio la Palabra, vivo en el temor de Dios, y estoy a la expectativa de gozar del consuelo del Espíritu Santo. Una vez que sepa estas cosas, actúe y obedezca los consejos que recibe. No tema equivocarse, pues usted tiene la garantía de que el Espíritu Santo jamás lo guiará en contra de lo escrito en la Palabra de Dios. Al seguir al Espíritu Santo a diario, tanto en las cosas grandes como en las pequeñas, no bloqueará el ministerio de la gracia de Dios -Su favor divino y Su bendición-, sino que mantendrá la puerta abierta para escuchar y conocer Sus consejos, y lo que Él desea que usted realice. Y usted ya sólo debe cumplir Sus instrucciones. Isaías 60-61; Salmo 58 Yo permanezco firme en la libertad con que Cristo me hizo libre, y me rehúso a estar otra vez sujeto al yugo de esclavitud (Gálatas 5:1).
Heiligschriftstudium: 1 Corintios 2:10-16