Tägliche Andachten
¡Corra la milla extra!
Más que ningún otro hombre, Pablo sabía qué significaba ser libre. Él había nacido como un ciudadano romano libre. Después, nació de nuevo y recibió la revelación de que Dios lo había libertado de la potestad de las tinieblas, y que lo había trasladado al Reino de Su Hijo amado. No obstante, él dobló sus rodillas ante Jesús y declaró: “Renuncio a mi libertad y a mi voluntad. Renuncio a todo, a fin de servirte. Viviré para Ti y moriré para Ti”. Jesús mismo estableció el modelo de dicha servidumbre durante Su ministerio terrenal, y en Filipenses 2:5-7, se nos exhorta a seguir Su ejemplo. Como siervo o sierva, su actitud debe ser como la de Jesús: «… no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lucas 22:42). Usted confesará: No importa qué se requiera, obedeceré a Dios. Si Él desea que me encierre en el armario y ore ocho horas al día, lo haré. ¡Porque soy Su esclavo por amor! A ciertas personas les gusta argumentar que Dios jamás nos pediría tales sacrificios. Ésa es tan sólo una prueba de que no son siervos o siervas; pues no están interesados en llevar a cabo lo que Dios les pida. Sin embargo, los verdaderos siervos y siervas desean comprometerse por completo con el Señor y Su Palabra; y anhelan que todas sus actividades sean gobernadas por Él. Y como resultado, Dios los recompensa. Él les confía los dones del Espíritu, los unge y los usa para realizar grandes proezas en Su nombre. Si usted desea que Él le confíe los dones del Espíritu, y anhela realizar grandes hazañas en Su nombre; entonces primero deberá convertirse en un esclavo por amor… uno que dará su mejor esfuerzo. Ezequiel 44-45: Salmo 115 Decido ser un siervo sumiso a Dios. Y realizaré lo necesario, a fin de agradar al Señor en cada área de mi vida (Filipenses 2:5-7).
Heiligschriftstudium: Filipenses 2:5-11